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Desconexión emocional y evitación experiencial

Publicado el 14 julio 2020 - #Conocimientos

Desconexión emocional y evitación experiencial

La desconexión emocional y la evitación experiencial son dos formas de hablar en Psicología del mismo fenómeno. Consisten en que la persona lucha contra sus emociones y pensamientos desagradables y molestos. Normalmente, se considera que son indeseados o que no deberían sentirse y se buscan maneras de dejar de sentirlos o pensarlos.

Es muy habitual que algunos pacientes comenten durante las primeras sesiones que les gustaría encontrar un botón de off que les permita dejar de sentir o pensar determinadas cosas.

Sin embargo, no existe ese botón. No tenemos la capacidad de desconectar un determinado pensamiento o una emoción concreta. Y no podemos porque sería muy perjudicial para vivir.

Vamos a suponer que nos duele un pie. Al principio es soportable y podemos seguir haciendo nuestro día a día a pesar del dolor. Quizás nos tomemos un paracetamol o algo similar porque nos quita el dolor.

Sin embargo, el dolor no se pasa y, por cada día que pasa, nos duele más y cada vez nos cuesta más caminar y hacer nuestra vida normal. Así que, finalmente, vamos al médico y nos dicen que tenemos un esguince.

El dolor que hemos sentido en le pie tiene una función, un propósito. Nos avisa de que algo no va bien, que hay que prestarle atención y que sería buena idea cuidarse.

Sin embargo, nos hemos acostumbrado a no prestar tanta atención al dolor psicológico. Nos dicen que emociones como la tristeza, la ansiedad, la ira, la frustración, el desánimo o la incertidumbre son tremendamente indeseables. Por lo tanto, cuando las sentimos, debemos hacer todo lo posible por deshacernos de ellas.

Esto puede provocar que empecemos a poner en marcha estrategias que nos permitan desconectar de las emociones o los pensamientos desagradables, impidiéndonos contactar con la mitad de nuestra experiencia vital.

Las emociones negativas o los pensamientos desagradables pueden estar teniendo la misma función que el dolor del pie: nos están avisando de que algo no va bien, de que debemos cuidarnos. Si no las prestamos atención, perdemos la oportunidad de cambiar, de mejorar, de hacer cosas diferentes.

En vez de fortalecernos, nos hace más débiles. Nos impide conocer cómo funcionan nuestra frustración, nuestro dolor, nuestro miedo, nuestra tristeza… Si dejamos de sentirlas, dejamos de conocerlas y se vuelve imposible entenderlas y manejarlas.

Por eso, la desconexión emocional o la evitación experiencial nos restringen, nos limitan y nos impiden desarrollarnos hacia lo que queremos llegar a ser.

Por lo tanto, en Psicología no buscamos o enseñamos donde están esos supuestos botones de off. Hacemos algo mucho más complejo y positivo: enseñamos a relacionarnos con todas nuestras emociones, para aumentar la comprensión de uno mismo y permitir que cambiemos y mejoremos.

Como siempre, la ilustración es de Laura Calvo.