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Pareja y ruptura

Publicado el 28 agosto 2020 - #Conocimientos

pareja y ruptura

Pareja y ruptura parecen conceptos contrarios. Asumimos que si se está en pareja, es porque todo va bien, porque nada se ha roto.

De esta forma, cuando pensamos en ruptura dentro del contexto de pareja, inevitablemente vienen como acompañantes pensamientos asociados con la finalización de la misma. Y esos pensamientos se pueden apoyar en emociones asociadas con la pérdida como la tristeza, la frustración o la ira.

Este tipo de asociaciones se producen porque, de forma habitual, hemos aprendido que cuando algo se rompe, o se tira o se cambia. En el contexto social actual es mucho más probable que nos compremos un móvil nuevo cuando se nos rompe el que tenemos. Incluso se favorecen este tipo de prácticas, planteando en muchas ocasiones que va a ser mucho más caro arreglarlo que comprarse otro.

Este tipo de creencias asociadas con que se rompan las cosas se va extendiendo a cada vez más cosas y a más vivencias y, sin darnos cuenta, podemos llegar a aplicarlas en el contexto de la pareja: si algo de la pareja se rompe es mucho mejor tirarla o cambiarla por otra.

Pueden ocurrir muchas cosas que pongan a la pareja en riesgo de finalización: puede haber pérdida de confianza, distanciamiento emocional, diferencias en las relaciones sexuales, una infidelidad, faltas de respeto. Todas estas cosas pueden suponer una ruptura en la pareja.

Sin embargo, la ruptura no implica el fin. Podemos entender esa ruptura como un cambio brusco entre el pasado y el presente de la pareja. De repente, las vivencias presentes de la pareja suponen una ruptura con los recuerdos de lo que la pareja fue y los pensamientos sobre lo que debería de ser. Las cosas que suponíamos que eran nuestra pareja se descubren como no ajustadas con la realidad presente.

Esta vivencia implica sentimientos desagradables y pensamientos negativos sobre la pareja que producen esa sensación intensa de ruptura.

Entonces, ¿las rupturas desembocan necesariamente en el fin de la pareja?

Supongamos que lo que hemos ido construyendo como pareja se simboliza en un jarrón.

Ese jarrón lo hemos moldeado con nuestras propias manos con la colaboración de nuestra pareja. Es un jarrón especial y único, que representa todas las cosas que la pareja ha compartido, comparte y espera compartir.

El jarrón está vacío, no se ha creado con el fin de contener nada. No está diseñado para contener las ilusiones, aspiraciones, creencias y amor de la pareja.

El jarrón ES todas esas cosas.

Y ahora, supongamos, que sucede un evento de ruptura. Ocurre una infidelidad, la pareja se falta al respeto de forma habitual, se pierde la confianza en el otro, surge la desconfianza o cualquier otro ejemplo que puedas pensar que creas que te llevaría a romper.

Algo así implicaría que ese jarrón se cae al suelo y se rompe. Porque uno de los miembros lo ha tirado sin querer o porque deliberadamente ha decidido romperlo. Al final, lo que importa es que ese jarrón tan valioso y preciado ha quedado hecho añicos.

¿Qué hacemos cuando se rompe el jarrón?

Una ruptura no implica separación. Una ruptura es una oportunidad.

Es una oportunidad para reevaluar que consideramos que es nuestra pareja. Es una oportunidad para replantear los límites de la misma. Es un momento de reflexión para reconsiderar lo que creíamos que era seguro, estable y permanente.

Es un momento para decidir qué clase de relación queremos tener.

Por supuesto, se puede llegar a la conclusión de que no nos merece la pena arreglar ese jarrón, que no nos va a reportar nada positivo y que es mucho mejor deshacernos de sus trozos y buscarnos otra persona con quién hacer uno nuevo.

Hay ocasiones también en las que podemos buscar la forma de recomponerlo. Podemos buscar un buen pegamento y, junto con nuestra pareja, decidir cómo queremos rehacerlo.

No será el mismo jarrón, ni tendrá la misma forma. Probablemente se le vean las grietas y las zonas por las que se pegó. A lo mejor no queda muy resistente y hay que ser cuidadosos con él.

pareja y ruptura

A lo mejor la pareja cambia su visión sobre el jarrón, se esmera en buscar la forma de recomponerlo, busca un buen adhesivo, se aplica con conciencia y esfuerzo en su reconstrucción, hace arqueología de sus piezas y las restaura, redescubre partes que estaban olvidadas y recompone un jarrón que es diferente, más estable, más robusto, más difícil de romper.

La terapia de pareja sirve para todo eso. Para observar las piezas del jarrón, para decidir qué hacemos con ellas, para ayudar a la pareja a recomponerlo y, se decida lo que se decida, a salir fortalecidos.

Como en todos nuestras entradas de blog, la ilustración corre a cargo de la artista Laura Calvo.

Cuando todos los temas acaban en discusión. Terapia de pareja

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