Blog

Mi madre no me quiere

Publicado el 23 junio 2024 - Sin categoría

no me quiere mi madre

¿Alguna vez has pensado «mi madre no me quiere»? Hay personas que sienten que sus madres no les quieren. Aunque pueda parecer poco probable, es más habitual de lo que pensamos. De hecho, puede suceder. Es poco frecuente encontrar posts, reels o cualquier otra forma de comunicación que hable de las relaciones abusivas que tienen algunas madres con sus hijos e hijas.

Solemos concebir la relación entre madres e hijos o hijas como una relación incondicional de amor. Sin embargo, como vamos a ver en este blog, esta relación también puede ser abusiva. Consideramos que es importante visibilizar este tipo de situaciones y dar voz a personas que han podido experimentar en sus vidas problemas de relación o emocionales derivados de infancias con madres abusivas.

También queremos explicar que cuando hablamos de amor, hablamos de una serie de conductas que son necesarias y esperables en una relación basada en el cariño, la comprensión, el respeto y el desarrollo de las propias capacidades y potencialidades. Por ello, queremos avisarte de que este post puede ser especialmente duro para personas que hayan sufrido este tipo de situaciones en su infancia.

Hay varios tipos de madres abusivas y en este blog vamos a explicar algunos tipos, aunque es importante saber que no existen tipos “puros” y algunas madres pueden tener características mezcladas.


Nuestra idea es explicar los distintos tipos para que más o menos podáis detectar si habéis pasado por una infancia complicada o traumática, pero en ningún caso este blog puede servir para diagnosticar a nadie.


Es muy importante, que tengas en cuenta que, en el caso de que te sientas identificada con algo de lo escrito y que te produzca mucho malestar o que no sepas como gestionarlo, te recomendamos encarecidamente que acudas a terapia para sanar estas heridas.

Un primer tipo de madre que nos encontramos en consulta es la madre que ignora a sus hijos. No presta ni la atención ni el cariño que se merecen. En estos casos, los niños suelen tener que responsabilizarse de cosas que no son propias para su edad, como tener que preocuparse de todos los aspectos de su alimentación con sólo 12 años (tener que encargarse de hacer la compra, de cocinar, etc.). Es importante señalar que este tipo de cosas no se dan en un contexto de educación para responsabilizarse o aprender a ser independientes, si no como resultado de la falta de implicación y atención de los progenitores.


En estos casos, estas madres no han enseñado cosas básicas a sus hijos como hábitos de vida saludables o cómo poner límites a otras personas. Por lo tanto, los niños no llevan rutinas apropiadas para su edad ni tienen hábitos de ducharse o comer o hacer los deberes o recoger su habitación.


Otro tipo de madre que nos encontramos mucho es la madre juzgadora. Está madre tiende a invalidar lo que hacen los niños constantemente. Critica la forma de vestir, las decisiones que se toman y la forma de ser de los niños. Estas madres entienden que hay una forma de ser que es la correcta y hacen todo lo posible porque sus hijos encajen en ella sin tener en cuenta sus preferencias y necesidades.

Esto hace que los hijos de mayores tengan problemas a la hora de identificar quiénes son y cómo se relacionan con el mundo. También pueden tener problemas a la hora te tomar decisiones, porque no se les ha dado la autonomía que necesitaban en la
infancia y adolescencia. En este contexto, hay madres que suelen obsesionarse con el físico y el peso de sus hijas o hijos. Lo que puede generar malas relaciones con la comida e incluso trastornos de alimentación.


No podemos olvidar a la madre maltratadora. Estás madres maltratan a sus hijos psicológicamente manipulándoles, haciéndoles chantaje emocional, generándoles un profundo sentimiento de culpa si no hacen lo que ellas quieren.


Son madres que pueden tener estallidos de ira y que pueden llegar a agredir físicamente a sus hijos. Algunas piden perdón y prometen no volver a hacerlo (cosa que no suele ocurrir) y otras tienden a culpar a sus hijos de su conducta.


También suelen dar amor de forma intermitente: un día te quieren muchísimo y parece que van a dar mucho por ti y al otro te ignoran y no les importa lo que te ha pasado, y al otro te gritan o te insultan.

Este tipo de dinámicas y conductas pueden hacer que los niños estén siempre alerta, experimentando síntomas de estrés crónico relacionados con la incertidumbre y la incapacidad de predecir el comportamiento de sus madres. Como no saben cómo va a reaccionar su madre tienen que estar hipervigilantes.


Puede suceder que los adultos que han tenido este tipo de madre experimenten muchos problemas en las relaciones de amistad y de pareja porque han aprendido que el amor va unido a la violencia y a la manipulación.

Es fundamental el ejemplo que nos dan nuestros padres sobre cómo nos relacionamos, cómo se construyen relaciones sanas, o cómo poner límites. Si en casa aprendemos que es normal que nuestra madre, que es la persona que se supone que más nos quiere del mundo, nos pegue es más probable que aprendamos que en una relación de pareja debería ser lo mismo. Es decir, normalizarías que nuestra pareja nos pegase porque es lo mismo que hacía nuestra madre.


Los adultos que han vivido infancias con violencia suelen presentar síntomas de trauma complejo. Llamamos trauma complejo a un suceso vital estresante que permanece en el tiempo y en el que están implicadas relaciones interpersonales.

Por ejemplo, situaciones de bullying, maltrato por parte de los padres, violencia de género, abuso sexual por parte de un familiar, etc.

Habitualmente, (aunque no siempre) los maridos de estas madres suelen ser padres ausentes, que trabajan mucho y se ausentan mucho de casa por trabajo, que no se encargan ni preocupan demasiado por el bienestar emocional de sus hijos. Probablemente porque no lo consideren una tarea relevante en la crianza de sus hijos o la deleguen de forma indirecta en la madre. Posibles experiencias que podemos tener de adultos si hemos sufrido durante la infancia a causa de la relación con nuestra madre.

mi madre no me quiere que hago


A continuación, hemos puesto una lista de síntomas y experiencias emocionales que pueden presentar las personas que tienen problemas con sus madres.Ten en cuenta que es imposible tener todos los síntomas y que no todas las personas tienen los mismos síntomas, ya que la misma herida emocional puede manifestarse de muchas formas, dependiendo del contexto familiar, el apoyo social externo, el tiempo de convivencia, etc..


Hemos hecho una lista aproximada, puesto que cada persona es un mundo e intenta gestionar esta relación de la mejor forma posible. Hay personas, por ejemplo, que tienden a buscar el amor desesperadamente y hay otras que tienden a alejarse de los
demás por miedo a que les hagan daño. Aquí os dejamos algunos ejemplos:

  • Problemas con la gestión de emociones
  • Problemas a la hora de comprometerse en una relación
  • Miedo excesivo al conflicto
  • Actitud muy complaciente
  • Evitación de conflictos
  • Miedo al abandono
  • Pasar del amor al odio rápidamente
  • Sensación de inseguridad constante en las relaciones
  • Cuando vuelves a casa no sabes por qué (o sí y no quieres volver) pero te sientes
    incómoda/o
  • Cuando tu madre te abraza te sientes incómodo/a
  • Te sientes susceptible, irritable
  • Cuando te hacen cualquier crítica lo pasas muy mal y sientes que toda tu identidad
    se tambalea
  • Tienes explosiones de ira o mucha rabia contenida
  • Te cuesta auto-cuidarte y ponerte límites a ti misma, como problemas para asearte o
    tener horarios como una persona “normal” o levantarte pronto o comer sano
  • Te sientes rara y diferente a las demás
  • El sentimiento de soledad es común en ti
  • Haces las cosas para buscar la aprobación de tu madre
  • Sientes que tu madre te cuestiona constantemente
  • Te cuesta sentirte segura/o en relaciones con amigos o pareja
  • Tienden a alejarte mucho de las personas o depender de los demás
  • Desconfías de los demás
  • Tienes una necesidad de ser querida/o y haces lo que sea para conseguirlo
  • No sabes poner límites
  • No entiendes lo que es el auto-respeto
  • Tienes algunas conductas de manipulación con los demás sin darte cuenta
  • No sabes bien quién eres
  • Intentas “encontrarte a ti mismo/a”
  • No sabes bien qué te gusta
  • Necesitas de la aprobación de los demás para tomar tus decisiones
  • Eres muy sensible a las críticas
  • Te cuesta mucho gestionar emociones intensas
  • No sabes ponerle límites a tu pareja y puedes terminar en relaciones de maltrato por
    este motivo
  • A veces tienes conductas promiscuas: buscando el amor a través del sexo
  • Sueles estar alerta y tienes síntomas de ansiedad
  • Piensas que no eres merecedora/o de cariño o amor
  • Tienes una autocrítica excesiva: te hablas muy mal a ti misma/o
  • Buscas la validación de tus padres constantemente
  • Puedes sentir que tienes pocas habilidades sociales para relacionarte con los demás
  • Te cuesta tener hábitos saludables y rutinas
  • Tiendes a procrastinar
  • Puedes tener la sensación de no entender cómo funciona el mundo o las reglas de
    los demás
  • Puedes tener una fuerte tendencia a fantasear: sientes que te abstraes mucho de la
    realidad para no afrontarla por la ansiedad que te genera
  • Puedes experimentar problemas de atención, incluso llegando a un diagnóstico de
    TDAH
  • Puedes tener síntomas disociativos como sentir que no estás en la realidad o que no
    formas parte de ella
  • En algunos casos puede haber adicción a sustancias
  • Sentimientos de vacío y de incomprensión
  • Puedes no recordar una gran parte de tu infancia
  • Puedes experimentar una fuerte ansiedad cuando vas a casa de tus padres
  • Sentimientos de desconexión o dependencia de tus padres

Para terminar, normalmente estas personas se sienten profundamente incomprendidas por los demás. Cuando relatan sus problemas con su madre la gente de su entorno suele responder cosas del tipo “tu madre seguro que te quiere”, “todos discutimos con nuestras madres”, “seguro que se le pasa”. En general, nos cuesta concebir relaciones familiares desadaptadas hasta tal punto. Pero lo cierto es que para estas personas aceptar que su madre no les quiere es un paso importante para
su desarrollo personal y emocional.

Es difícil asimilar que tu madre no me quiere o que no lo hace de una forma sana y este es el primer paso para ajustar la relación con ella y poder vivir más tranquila. De todas formas, si te sientes identificada por varias características que hemos descrito y tienes una relación complicada con tu madre te recomendamos ir a un especialista de la salud mental. En Acimut llevamos años ayudando a personas que han tenido infancias difíciles y relaciones complejas con las familias.

¿Quieres concertar una cita en Acimut?

Si buscas un psicólogo en Madrid que te ayude con alguno de estos síntomas que hemos descrito en nuestro blog de «Mi madre no me quiere», en Acimut te ofrecemos soluciones diferentes a tus problemas. Enfocamos tus necesidades para dar una ayuda integral y personalizada. Si quieres saber más sobre estas herramientas nosotros podemos ayudarte.

Estaremos encantados de atenderte para ayudarte en nuestro centro Acimut Psicología Aplicada en la calle de Cristóbal Bordiú, 42, Madrid. Puedes concertar una cita en nuestro centro de psicología en Chamberí con nuestros especialistas en el correo info@acimutpsicologia.com o en el teléfono 722 112 469

En Acimut Psicología Aplicada ayudamos a establecer nuevos rumbos

En nuestro gabinete de psicología en Chamberí podemos ayudarte en lo que necesites. También tenemos servicios de terapia online si no vives cerca de Madrid o Chamberí.