Redes sociales y autoimagen
Publicado el 14 abril 2025 - Sin categoría

El auge de internet y de las plataformas digitales ha supuesto cambios importantes para la sociedad a nivel social, físico, psicológico y cultural. Las redes sociales han revolucionado la forma en la que nos comunicamos, pero también han cambiado la manera en la que nos percibimos a nosotros mismos. Vidas aparentemente perfectas, rostros impecables y cuerpos esculpidos nos bombardean cada vez que entramos a una red social. ¿Hasta qué punto influyen estas plataformas en nuestra autoestima? ¿Cómo podemos protegernos de su impacto negativo? Descúbrelo en este blog.
¿Por qué afectan las redes sociales a la autoimagen?
Cada día, millones de personas navegan por redes sociales sin darse cuenta de cómo influyen en su percepción personal. Hoy en día, las redes suponen una constante exposición a la vida de los demás. Incluso en momentos de soledad, no estamos solos del todo. Nos hemos acostumbrado a tener un acceso fácil y diario a cada detalle de la vida ajena, principalmente desde una perspectiva idealizada y aparentemente perfecta.
Estándares inalcanzables
Plataformas tan recurridas como Instagram, Snapchat o Tiktok se han convertido en espacios donde la apariencia física y el estilo de vida «perfecto» se presentan como normativos. Predominan los cuerpos atléticos, rostros sin imperfecciones, prendas de lujo, experiencias exclusivas y estilos de vida extravagantes. Este fenómeno, conocido como la cultura de la perfección, crea una ilusión de éxito y felicidad constantes que las personas aspiran a obtener. Rara vez se muestra la otra cara de la realidad, ya que las personas tienden a compartir sólo lo más atractivo de sus vidas, omitiendo los momentos difíciles o las imperfecciones de la vida diaria.
De hecho, las que comenzaron siendo plataformas de ocio y entretenimiento se han convertido en una fuente de trabajo para los llamados «influencers«, figuras recompensadas por promover una vida aparentemente perfecta, alimentando aspiraciones irreales en el resto de la población. Además, los algoritmos refuerzan estos estereotipos al priorizar contenido que encaja con estos cánones, dejando de lado la diversidad y la autenticidad. Nuestro cerebro recibe diariamente un flujo incesante de las “maravillosas” vidas de los demás.
La realidad es que las redes sociales están llenas de imágenes retocadas, cuerpos filtrados y momentos de felicidad extrema que no reflejan la realidad cotidiana. El abuso de filtros y ediciones ha desarrollado un fenómeno que surgió hace unos años conocido como «dismorfia del selfie«, que hace que las personas aspiren a parecerse a sus versiones retocadas, distorsionando su percepción de la belleza real. Este fenómeno es el principal causante de un aumento significativo en la demanda de cirugías estéticas en los últimos años.
Estas expectativas estéticas afectan tanto a hombres como a mujeres. Mientras que las mujeres son presionadas para alcanzar estándares de belleza irreales (cuerpos delgados pero con curvas, piel perfecta, etc.), los hombres enfrentan presiones para verse musculosos y exitosos.

Comparaciones silenciosas
Estos estereotipos inalcanzables que se promueven han convertido la comparación en una práctica casi inevitable, muchas veces de manera silenciosa e inconsciente. El hecho es que la comparación es un proceso natural del ser humano, pero las redes han intensificado esta tendencia.
Comparamos, en algunos casos habitualmente, nuestra apariencia, nuestros logros, nuestras relaciones e incluso nuestra felicidad frente a la del resto. Antes, las comparaciones se limitaban a nuestro círculo cercano, como amigos, compañeros de trabajo o familiares. Ahora, nos medimos frente a influencers, celebridades e incluso desconocidos.
Estas comparaciones silenciosas muchas veces ocurren sin que nos demos cuenta, generando una sensación de insatisfacción e insuficiencia que se arraiga poco a poco. La falta de conciencia sobre este fenómeno hace que muchas personas se sientan frustradas sin identificar la verdadera causa de su malestar. En este proceso, olvidamos que lo que vemos en redes sociales no es un reflejo real de la vida, sino una selección cuidadosa de los mejores momentos de cada uno.
Búsqueda constante de validación
Otra de las trampas emocionales de las rrss es la búsqueda constante de aprobación. En un mundo donde la imagen y la aceptación social parecen medirse en “me gustas”, comentarios y número de seguidores, muchas personas terminan atando su autoestima a la aprobación ajena.
El problema es que esta validación es efímera e inestable. Lo que hoy recibe reconocimiento, mañana puede pasar desapercibido, generando ansiedad, frustración y una sensación de insuficiencia. Además, las redes sociales fomentan un ideal de perfección inalcanzable, lo que lleva a muchas personas a moldear su imagen y su comportamiento para encajar en estos estándares, perdiendo autenticidad en el proceso.
Al estar expuestos constantemente a vidas aparentemente perfectas, se refuerza la necesidad de ser vistos, aceptados y validados por los demás. Sin embargo, esta búsqueda externa nunca es suficiente, porque la aprobación digital no sustituye la autoestima real.
Likes = felicidad.
Las redes también implican la presencia de un feedback constante. Ante lo que publicamos, recibimos me gustas o comentarios que pueden hacer que nos sintamos validados, o por el contrario, inseguros.
Cada vez que obtenemos un «like», nuestro cerebro libera dopamina, el neurotransmisor vinculado al placer y la sensación de recompensa. La experiencia es comparable a la de comer algo delicioso o la emoción de ganar un juego. De esta manera, las personas nos enganchamos a recibir likes buscando ese subidón dopaminérgico que nos transmite una sensación de felicidad. Sin embargo, la necesidad de estar pendientes de los likes puede convertirse en una espiral de insatisfacción: cuando recibimos likes, siempre acabamos queriendo más. Esta dinámica no solo genera una posible insatisfacción, sino que puede desarrollarse dependencia emocional y psicológica por la que si no hay like, no hay autoestima.
¿Cómo afectan las redes sociales a la autoestima?
Esta cultura de la perfección supone un impacto negativo para los usuarios de redes sociales, especialmente a los jóvenes, que son los que más consumen estas plataformas. A esto se le suma el factor de que las redes sociales forman parte de nuestra rutina. Según los estudios, vemos el móvil aproximadamente unas 150 veces al día, y la media española de consumo diario de rrss es de más de dos horas. Esto significa que, para muchas personas, la búsqueda de validación y la comparación no son actos aislados, sino hábitos integrados en su día a día, lo que incrementa significativamente el impacto negativo. Algunas de las consecuencias a nivel psicológico de esta problemática son:
Inseguridad y baja autoestima
La constante exposición a estándares irreales de belleza y éxito puede hacer que las personas se sientan insuficientes. Los filtros y los retoques digitales pueden generar inseguridad por mostrarse sin edición en la vida real y no verse como en las fotos. Compararse con vidas aparentemente perfectas también genera inseguridad y reduce la propia confianza. Además, la búsqueda de validación externa puede generar dudas sobre el valor de uno mismo cuando una publicación no recibe la atención esperada.
Ansiedad
El miedo a no encajar o a no recibir suficiente validación en redes (me gusta, comentarios, seguidores) también puede generar ansiedad. Muchas personas experimentan estrés por publicar contenido atrayente, mantener una imagen perfecta, alcanzar los estándares físicos o recibir la respuesta esperada en sus publicaciones.
Autoimagen negativa
La cultura de la perfección puede no solo provocarnos inseguridad, sino dañar permanentemente la percepción que tenemos de nuestro propio cuerpo y apariencia, y establecer así una relación negativa con nosotros mismos.
Dismorfia corporal
Ver constantemente cuerpos tonificados, piel perfecta y rostros simétricos puede hacer que las personas desarrollen dismorfia corporal, un trastorno psicológico en el que una persona se obsesiona con defectos en su apariencia, aunque estos sean mínimos o incluso inexistentes.
Distorsión de la realidad e insatisfacción con la vida
Las redes muestran solo los momentos felices y exitosos de los demás, creando una falsa percepción de la realidad. La gente puede llegar a pensar que la vida debe ser solo buenos momentos, o que hay gente que no sufre desgracias y vive en una felicidad constante. Estas creencias nos hacen muchas veces calificar nuestra propia vida de aburrida, insuficiente o menos interesante que la del resto.
Depresión
El consumo excesivo de contenido en redes, junto con la comparación constante y la búsqueda de validación, puede contribuir al desarrollo de síntomas depresivos como la baja autoestima, el aislamiento social, la desconexión con la realidad, la falta de motivación, la tristeza persistente, los pensamientos negativos o la sensación de vacío.
Problemas de sueño
El uso prolongado de redes, especialmente antes de dormir, afecta la calidad del sueño. La exposición a pantallas y el estrés generado por la comparación social pueden provocar insomnio y fatiga.
¿Cómo hacer que las redes sociales no afecten tu autoestima?
Es posible que las redes sociales siempre influyan en tu autoestima en mayor o menor grado, dado que la cultura de la perfección parece ser cada vez más exigente e invasiva. No obstante, puedes reducir su impacto en tu salud mental estableciendo ciertos límites saludables que protejan tu bienestar emocional y tu autoimagen. Aquí te dejamos una serie de tips que puedes poner en práctica en relación a estas plataformas:
- Dales un uso consciente. Antes de abrir una red social, pregúntate por qué lo haces. ¿Buscas entretenimiento, información o simplemente estás desplazándote por inercia? Ser consciente del tiempo que pasas en ellas y del contenido que consumes te ayudará a evitar comparaciones innecesarias y a mantener una relación más saludable con estas plataformas.
- No te creas todo lo que ves. Ten presente que la mayoría de las publicaciones en redes muestran solo lo mejor de la vida de las personas, muchas veces mediante el uso de filtros y ediciones. No te compares con una versión idealizada de la realidad; todos el mundo sufre momentos difíciles, aunque no los compartan.
- Consume contenido positivo. Elige seguir a personas y cuentas que te inspiren, motiven o aporten contenido valioso. Evita prestar atención a publicaciones que te generen ansiedad, presión o inseguridad sobre tu apariencia o estilo de vida. Trata de consumir contenido que refuerce tu autoestima en lugar de dañarla.
- Haz una limpieza digital regularmente. De vez en cuando, revisa a quién sigues y elimina o silencia cuentas que no contribuyan a tu bienestar emocional. También puedes limitar el tiempo que pasas en redes usando herramientas de control de uso.
- No te olvides de vivir: desconecta de vez en cuando. Las redes sociales no deben reemplazar las experiencias reales. Dedica tiempo a actividades que te hagan feliz fuera de la pantalla o simplemente disfrutar el presente sin la necesidad de documentarlo todo. Un nuevo estudio revela que abstenerse de las redes sociales al menos durante una semana puede beneficiar la salud mental.
- Busca ayuda si la necesitas. Si sientes que las redes sociales afectan notablemente tu bienestar y tu autoestima, no dudes en acudir a profesionales. Un terapeuta puede brindarte herramientas para manejar la comparación, la ansiedad y la autopercepción de manera saludable. Pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino un paso hacia el autocuidado y el equilibrio emocional.

Preguntas frecuentes sobre la relación entre las redes sociales y la autoimagen
¿Cómo influyen las redes sociales en la autoimagen?
Las redes sociales tienen un impacto significativo en la autoimagen, ya que promueven una constante comparación entre la realidad personal y las imágenes idealizadas que vemos en las plataformas. La exposición a vidas aparentemente perfectas, cuerpos retocados y estilos de vida lujosos puede generar una presión para ajustarse a estándares poco realistas, afectando la percepción que una persona tiene de sí misma. Esta influencia puede aumentar los sentimientos de inseguridad, ansiedad y baja autoestima, especialmente entre los más jóvenes, que son más vulnerables a las expectativas sociales que se generan en línea.
¿Cómo influyen las redes sociales en tu autoimagen?
Las redes sociales pueden influir directamente en nuestra autoimagen, ya que a menudo estamos expuestos a una cantidad abrumadora de comparaciones sociales. Al ver las publicaciones de otras personas, podemos sentirnos presionados a cumplir con ciertos estándares de belleza, éxito y felicidad, lo que puede generar dudas sobre nuestra propia identidad. Si no gestionamos adecuadamente estas influencias, la validación externa a través de «likes» o comentarios puede afectar nuestra percepción de valía personal, a menudo priorizando la apariencia sobre lo que realmente somos. Esto puede llevar a una desconexión entre nuestra autoimagen real y la que proyectamos en línea.
¿Cómo influyen las redes sociales en la imagen personal?
Las redes sociales tienen un efecto doble en la imagen personal. Por un lado, nos permiten proyectar una versión idealizada de nosotros mismos, lo que puede mejorar nuestra autoestima si obtenemos comentarios positivos y validación social. Sin embargo, también pueden hacer que nos obsesionemos con una imagen perfecta y filtrada, lo que puede generar inseguridad si no conseguimos los resultados esperados o si percibimos que nuestra vida no es tan atractiva como la de otros. La constante exposición a estos estándares puede hacer que nuestra imagen personal esté más influenciada por la aprobación externa que por nuestra autenticidad.
¿Cómo afecta el entorno social nuestra autoimagen?
El entorno social tiene un impacto profundo en nuestra autoimagen, ya que las personas que nos rodean, ya sean amigos, familiares o compañeros de trabajo, influyen en cómo nos vemos a nosotros mismos. La aceptación o el rechazo social, así como los comentarios sobre nuestra apariencia, comportamiento y logros, pueden moldear nuestra percepción interna. Un entorno que fomente la autoestima positiva y el apoyo emocional puede reforzar una autoimagen saludable. Por el contrario, un entorno crítico o negativo puede llevar a la inseguridad y a la formación de una autoimagen distorsionada. La presión social y los comentarios de los demás tienen un poder significativo sobre cómo nos sentimos con nosotros mismos.
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