Blog

Análisis de la serie Adolescencia de Netflix El fenómeno Incel

Publicado el 14 abril 2025 - Sin categoría

serie adolescencia de netflix incel

La nueva serie Adolescencia de Netflix no ha dejado indiferente a nadie. Actualmente en el primer puesto de tendencias a nivel global, ha generado intensos debates sobre problemáticas sociales relevantes en la actualidad. Aunque aborda diversos temas, su eje central es el auge de mensajes misóginos en redes sociales y su impacto en la construcción de la identidad masculina en los adolescentes.

La serie Adolescencia de Nexflix se centra en la historia de Jamie, un adolescente de 13 años acusado de asesinar a una compañera de clase. El verdadero misterio de la serie no radica en descubrir al asesino, que se revela en el primer capítulo, sino en entender cómo un jóven con una vida aparentemente normal, una familia estable y un aspecto inocente puede llegar a cometer un asesinato.

El acoso escolar, el consumo de contenido misógino en redes sociales y la falta de educación emocional en los hombres son algunos de los factores detrás del crimen. En este blog, explicaremos con precisión cómo influyen estas variables en la conducta violenta del protagonista.

Lejos de distanciarse de la realidad, esta serie pone en evidencia el alarmante aumento de la violencia entre menores. En la sociedad actual, la violencia está más normalizada que nunca, tanto en los medios de comunicación, como en el mundo del entretenimiento y el entorno digital. Como consecuencia, los jóvenes terminan expuestos a contenidos que no siempre son adecuados para su edad, lo que puede causar un profundo impacto en la construcción de sus ideas, valores y comportamientos.

Uno de los principales factores que sostienen la conducta agresiva del protagonista hacia las mujeres es la influencia de la cultura Incel. Esta cultura abarca una ideología misógina y antifeminista que nace a través de las redes sociales. Los incels (abreviatura de involuntary celibates o “célibes involuntarios”) representan una comunidad online de hombres jóvenes radicalizados que, frustrados por su dificultad para establecer vínculos románticos o sexuales, responsabilizan a las mujeres de ello.

No reconocen su dificultad para conocer gente, su falta de habilidades sociales o su necesidad de trabajar sus propias inseguridades. Lejos de esto, su discurso se centra en echarle la culpa de su soledad a las mujeres: frases como “las mujeres solo se fijan en hombres ricos y guapos, los feos estamos condenados”, “el mundo está diseñado para que los hombres como yo suframos” o “ ella prefiere a un criminal guapo que a un buen tipo como yo”, muestran una narrativa cargada de misoginia, victimismo y resentimiento

Esta ideología resulta especialmente peligrosa porque deshumaniza a las mujeres y las convierte en las responsables del malestar ajeno. Estos grupos se retroalimentan con su frustración, construyen su identidad desde el resentimiento y, lejos de buscar un cambio, se victimizan mientras se sienten moralmente superiores por no participar en lo que consideran la superficialidad del mundo actual.

El propio Jamie insulta a su víctima llamándola “zorra” tras ser rechazado. Admite que aprovechó un momento de vulnerabilidad (cuando todos la estaban atacando verbalmente) para proponerle salir, convencido de que en esa situación ella no se negaría. Incluso llega a afirmar que tiene el poder de tocarla cuando quiera. Detrás de estas actitudes se esconden sentimientos profundos de rechazo, una baja autoestima y una creciente hostilidad hacia las mujeres.

Ya no se trata de casos aislados: ha emergido una comunidad de hombres frustrados que no deja de crecer. En sus expresiones más extremas, esta ideología ha derivado en agresiones, atentados e incluso asesinatos.

De hecho, expertos advierten que hemos pasado del agresor sexual individual a la acción en grupo (lo que muchos denominan “en manada”), un fenómeno que está aumentando con rapidez, ya que actuar en grupo genera entre sus miembros una sensación de impunidad, basada en la idea de que “a ti no te va a pasar nada».

serie adolescencia de netflix incel

Los incels encuentran su espacio en foros o plataformas como reddit o X, donde se legitiman discursos violentos, se celebra la agresión e incluso se fantasea con la venganza. La machosfera, que constituye la red de webs y blogs que promueven la misoginia y la hostilidad hacia la mujer, ha aumentado exponencialmente influyendo en la mentalidad de adolescentes vulnerables como Jamie que buscan sentido a su aislamiento.

No solo se ha creado una red de apoyo, sino que los incels poseen importantes referentes: influencers o ffiguras hipermasculinizadas que venden promesas imposibles y luchas inexistentes en torno a la mujer. Son voces fácilmente accesibles, cuyos discursos podrían ser repetidos por muchos niños y adolescentes en nuestros propios hogares.

En la serie, el hijo del inspector de policía menciona las teorías que circulan por internet: habla de la manosfera, del famoso 80/20 —según esta comunidad, el 80% de las mujeres se siente atraída por tan solo un 20% de hombres— y del término incel. Él mismo le explica a su padre que cada uno de esos conceptos tiene un importante significado detrás. Esto muestra cómo las redes sociales

están saturadas de discursos de todo tipo, accesibles para niños y adolescentes desde edades muy tempranas quienes los consumen sin filtro ni reflexión, en parte porque no hay adultos que los escuchen o les den herramientas para entenderlos.

Otra problemática que denuncia la serie es el aumento de conductas de acoso y ciberacoso entre los adolescentes. En la escuela de Jamie se puede observar un clima de tensión constante en las aulas, conductas agresivas entre compañeros, faltas de respeto al profesorado, la pasividad de muchos de los profesores y la insensibilidad ante el asesinato de una compañera.

Pero el acoso no se limita al entorno físico y visible: también se traslada al mundo digital. Quien sufre bullying en la escuela ya no encuentra refugio en casa, porque el hostigamiento continúa a través del teléfono móvil.

Videos ofensivos grabados sin consentimiento, su difusión masiva, comentarios crueles y etiquetas humillantes perpetúan las agresiones en las redes sociales, extendiendo el sufrimiento las 24 horas del día.

Sumado a esto, la serie deja en evidencia la necesidad adolescente de estar conectados. En el tercer capítulo, cuando la psicóloga le pregunta a Jamie por qué tiene Instagram, él responde con naturalidad: “porque tengo que tenerlo”. Hoy en día, no estar en redes sociales equivale para muchos jóvenes a no existir. No ver, no compartir o no interactuar con lo que otros publican puede conllevar el riesgo de ser etiquetado como “rarito” y sufrir cierto grado de aislamiento social.

Muchos espectadores han interpretado erróneamente que Jamie posee algún tipo de trastorno mental. La realidad es que nuestro protagonista no sufre aparentemente ningún trastorno psicológico. Detrás de cada caso de violencia juvenil suele haber un entramado complejo de factores psicológicos, emocionales y sociales.

En la historia de Jamie, se evidencian diversas variables que no solo explican el asesinato, sino también otras conductas agresivas como la pelea con sus compañeros en el centro de menores o su actitud hostil hacia la psicóloga.

Para empezar, no hay que olvidar que Jamie se encuentra en etapa adolescente. La adolescencia es una etapa llena de cambios, tanto físicos como emocionales. Desde el punto de vista psicológico, está marcada especialmente por la intensidad emocional, sentimientos de confusión e inseguridad y la búsqueda de identidad.

A lo largo de la serie, se muestra cómo Jamie es un reflejo de inseguridades y miedos. Se desprecia físicamente y se considera a sí mismo como “feo”. Aunque su padre lo había inscrito en fútbol, su falta de habilidades lo convirtió en blanco de burlas entre sus compañeros, lo que profundizó aún más su inseguridad.

Como muchos adolescentes, busca constantemente la aprobación de quienes lo rodean. En el capítulo en el que conversa con la psicóloga, al finalizar la sesión, su única preocupación es saber si le ha caído bien, si ella lo considera una buena persona a pesar de todo. Su necesidad de aceptación lo lleva a buscar que le validen su visión, queriendo escuchar que Katie fue la culpable de lo sucedido, que ella “era una zorra”. Necesita aferrarse a esa justificación para no enfrentar su propia inseguridad.

Por un lado, ya hemos comentado el impacto psicológico de los mensajes misóginos en redes sociales. Además, la actitud de Jamie se ve influenciada por estereotipos de masculinidad que confunden fuerza con agresión. Jamie no concibe los vínculos afectivos desde la reciprocidad o el respeto, sino desde una necesidad de poseer, controlar y dominar. Para él, el afecto no es algo que se construya entre dos personas iguales, sino algo que cree merecer, casi como una recompensa. Cuando Katie lo rechaza, no lo vive como una elección legítima de ella, sino como una humillación personal.

Otro factor importante es la incapacidad para tolerar el rechazo, especialmente cuando éste proviene de una figura femenina. A lo largo de la serie, se muestra cómo el rechazo, en lugar de ser vivido como una experiencia frustrante pero manejable, se convierte en una herida narcisista profunda que desencadena en él emociones intensas como la ira, la humillación y el resentimiento, que a su vez desembocan en conductas violentas.

Este patrón es especialmente visible en su relación con Katie, la víctima. Jamie no solo se siente humillado cuando ella niega querer ser su novia, sino que llega a culparla directamente por hacerlo sentir invisible o despreciado. Cuando no se educa emocionalmente a los adolescentes, y no se les da herramientas para manejar la frustración o entender que el rechazo forma parte de la vida, el riesgo de respuestas extremas se incrementa.

Por último, otro aspecto que queda visible en la serie es la desconexión con la familia y la negligencia afectiva. Aunque los padres de Jamie parecen presentes, emocionalmente están ausentes. No logran ver más allá de sus rutinas, ni acompañar a su hijo en su mundo interno. Hay una desconexión silenciosa, donde los dispositivos electrónicos reemplazan la conversación, y el “estar en casa” se confunde con “estar a salvo”. Esta negligencia emocional deja a Jamie navegando solo por un mundo digital que le ofrece respuestas rápidas, aunque peligrosas, a su malestar.

Esta serie nos enseña la necesidad de establecer un control sobre las actividades que realizan y el contenido que consumen los niños y adolescentes. No podemos dejar a los menores sin protección frente al enorme mundo de internet. El simple acceso a la web, sin una supervisión adecuada ni una guía educativa, puede convertirse en un terreno peligroso para la desinformación, el ciberacoso, e incluso el radicalismo. La educación digital es clave para ayudar a los adolescentes a moverse por internet de forma segura, a reconocer los riesgos y a tomar decisiones responsables.

En este sentido, muchos expertos recomiendan incorporar herramientas de control parental en los dispositivos de los menores. En una conversación sobre los dispositivos de Jamie, su padre dice: “Pero estaba ahí, en su cuarto, a salvo, ¿no?

Ahí estaba a salvo”. Este comentario resalta el gran error que muchos padres cometen al asumir que la presencia física del niño en su cuarto, en un espacio aparentemente seguro, garantiza su bienestar. La realidad es que internet no es seguro si no hay una educación y supervisión adecuadas.

Pero no hay que olvidarse de la importancia de la educación emocional, y esta serie lo deja claro. Como muchos adolescentes, Jamie atraviesa cambios intensos sin tener las herramientas necesarias para gestionarlos. Aunque sus padres se preocupan por él, no logran conectar con lo que siente ni entender sus miedos, su frustración o su necesidad de aceptación. Sin educación emocional, emociones como el rechazo, la ira o la tristeza pueden acumularse y salir en forma de conductas dañinas.

Podemos observar durante toda la serie cómo Jamie no sabe expresar lo que le pasa ni pedir ayuda de forma sana. Sus emociones se desbordan sin límite, lo que lo lleva a reaccionar con agresividad o a refugiarse en discursos peligrosos que encuentra en internet. Los padres no solo deben estar presentes, sino también enseñar a identificar, nombrar y regular las emociones. La educación emocional no es algo secundario o complementario: es esencial para el desarrollo sano de cualquier adolescente.

¿Quieres concertar una cita en Acimut?

Si buscas un psicólogo en Madrid que te ayude en Acimut te ofrecemos soluciones diferentes a tus problemas como los planteados en la serie Adolescencia de Netflix. Enfocamos tus necesidades para dar una ayuda integral y personalizada. Si quieres saber más sobre estas herramientas nosotros podemos ayudarte.

Estaremos encantados de atenderte para ayudarte en nuestro centro Acimut Psicología Aplicada en la calle de Cristóbal Bordiú, 42, Madrid. Puedes concertar una cita en nuestro centro de psicología en Chamberí con nuestros especialistas en el correo info@acimutpsicologia.com o en el teléfono 722 112 469

En Acimut Psicología Aplicada ayudamos a establecer nuevos rumbos

En nuestro gabinete de psicología en Chamberí podemos ayudarte si te están haciendo Love Bombing. También tenemos servicios de terapia online si no vives cerca de Madrid o Chamberí.

Análisis de la serie Adolescencia de Netflix El fenómeno Incel

Leer más