La herramienta que usamos para analizar los problemas El Análisis Funcional

El análisis funcional es una de las herramientas fundamentales del trabajo en consulta. Desde los inicios de la Psicología Conductual, quedó patente la necesidad de establecer un método fiable y objetivo de analizar la conducta humana. El análisis funcional de la conducta fue el resultado de años de investigación y desarrollo sobre la conducta.

El objetivo del análisis funcional es identificar las relaciones entre lo que hacemos y nuestro contexto. Nos permite a los psicólogos obtener una visión precisa y organizada de la información que obtenemos en consulta.

Así, cuando en consulta recabamos información sobre la vida presente y pasada de la persona, estamos registrando ejemplos representativos de lo que la persona hace, piensa y siente para poder descifrar qué funciones cumplen esos pensamientos, conductas y emociones.

Por lo tanto, el principio básico sobre el que se asienta es que todo lo que hacemos tiene una función. Y esa función puede no ser evidente a primera vista, o incluso, puede que la persona no identifique la función de las cosas que hace o las haga esperando que funcionen de una manera concreta.

Empleando el análisis funcional y estructurando la información recabada en consulta mediante este método podemos ofrecer a las personas una explicación detallada y a la vez sencilla de lo que está sucediendo.

Es el método idóneo para formular de manera lo más objetiva precisa el problema al que se enfrenta la persona. Y, sobre todo, nos permite clarificar qué dirección debe tomar la intervención.

Sin un buen análisis funcional, es muy difícil establecer objetivos de intervención y cambio claros y eficaces.

Por ello, las sesiones iniciales son especialmente relevantes en el proceso de cambio asociado a la terapia psicológica puesto que permiten al psicólogo hacer acopio de toda la información necesaria para tener clara la función de las cosas que la persona hace.

De esta forma, el análisis funcional funcionaría como un mapa de lo que la persona hace en el presente y de los caminos que tomó para llegar a ese presente.

Sin embargo, ¿qué sucede con las emociones o los pensamientos que tiene la persona sobre sí mismo, su vida y su problema?

Puede parecer que el análisis funcional resulta demasiado frío ya que, hasta hace escaso veinte años, las emociones y los pensamientos tenían una importancia menor en el análisis funcional, puesto que el foco se ponía en la conducta observable.

Sin embargo, en la actualidad, el análisis funcional de la conducta se complementa con el análisis funcional de la conducta verbal, dándole la misma importancia a lo que pensamos o sentimos como a lo que hacemos. Este análisis se asienta sobre la Teoría de los Marcos Relacionales, que ofrece una explicación sobre el funcionamiento de lo que pensamos y sentimos tremendamente útil para la práctica terapéutica.

Así, podemos devolver a la persona una explicación de lo que le sucede completa e integral, que tiene en cuenta todos los aspectos de su vida.