El síndrome del impostor cómo aceptar tu éxito
Publicado el 23 junio 2025 - Sin categoría

¿Crees que estás experimentando el síndrome del impostor? ¿Alguna vez has alcanzado con éxito alguna meta y has sentido que no te lo merecías? ¿Crees que tu éxito profesional se debe a la suerte y no a tus propias capacidades? Si tu respuesta es sí, puede que estés experimentando lo que se conoce como síndrome del impostor. Si te interesa conocer cuáles son sus síntomas, como surge o de qué manera puedes combatirlo, continúa leyendo este blog.
¿Qué es el síndrome del impostor?
El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico por el que una persona exitosa piensa que es incompetente a pesar de sus logros o que no es merecedora de su éxito. Las personas que sufren este síndrome atribuyen sus logros a factores externos, no reconociendo sus propias capacidades o su valía. Muchas relatan que se sienten un “impostor” entre un grupo de profesionales auténticos.
Este término surge por primera vez en 1978 gracias a las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes. En sus investigaciones iniciales, ambas descubrieron que numerosas mujeres exitosas que acudían a su consulta experimentaban una profunda inseguridad y serias dudas sobre su valía. A pesar de contar con pruebas claras de sus capacidades y logros, no lograban reconocerlos ni asimilarlos, convencidas de que eran un «fraude» y de que en cualquier momento serían descubiertas.
Algunas características acerca del síndrome del impostor son las siguientes:
- Se basa en una autoevaluación negativa acerca de uno mismo.
- Es un síndrome común entre la población. Según varios estudios, en España aproximadamente el 70% de la población ha experimentado los efectos del síndrome del impostor en algún momento de su vida.
- Es más habitual en mujeres que en hombres, principalmente por influencias sociales y culturales específicas.
- Este síndrome no depende del nivel de éxito de quien lo sufre. Personas famosas y exitosas como Lady Gaga, Shakira o Dani Martin han reconocido sus luchas frente a esta problemática.
- No está reconocido oficialmente como un trastorno psicológico en los manuales de diagnóstico (DSM V o CIE-11).
¿Cuáles son los síntomas del síndrome del impostor?
El síndrome del impostor se manifiesta a través de una combinación de pensamientos y emociones que generan inseguridad y autocrítica. Sus síntomas más comunes incluyen:
- Falta de confianza sobre uno mismo. Dudas constantes sobre uno mismo y pensamientos acerca de que no eres lo suficientemente bueno en tu trabajo.
- Infravaloración de los logros. Restar importancia a los propios éxitos debido a la creencia de que uno no merece lo que ha alcanzado o que fue fruto de algún factor externo.
- Miedo a la exposición. Miedo constante a ser “descubierto” o que los demás se den cuenta de que uno no es lo suficientemente válido para su trabajo.
- Temor o miedo al fracaso. Evitar retos o nuevas oportunidades por temor a no estar a la altura.
- Atribuir el éxito a factores externos. Creer que uno mismo ha logrado algo por suerte, por ayuda de otros o porque fue fácil, en lugar de reconocer su propio esfuerzo y habilidades.
- Autocrítica constante. Sentir que nunca es suficiente y enfocarse más en los errores que en los logros.
- Perfeccionismo extremo. Fijarse estándares inalcanzables y sentirse fracasado si no se cumplen.
- Dificultad para aceptar elogios. Minimizar los cumplidos o pensar que los demás están exagerando al reconocer su trabajo.
- Sobretrabajo y agotamiento. Esforzarse más de lo necesario para demostrar a los demás la propia valía, lo que puede conllevar problemas de estrés o burnout.
- Procrastinación. Para algunas personas, la procrastinación se convierte en una forma de evadir el fracaso. La idea detrás de esto es que, si no se intenta algo, no existe la posibilidad de fallar.
¿Qué tipos de síndrome del impostor existen?
Según la experta Valerie Young, hay cinco tipos principales del síndrome del impostor, cada uno con características particulares relacionadas con la sensación de ser un fraude.
- El perfeccionista. Las personas con este tipo establecen estándares extremadamente altos para sí mismas y sienten que cualquier error o imperfección es un fracaso total. Se exigen niveles de excelencia poco realistas en todo lo que hacen y tienden a enfocarse más en lo que sale mal que en sus logros. Además, se sienten insatisfechas incluso cuando tienen éxito, porque siempre piensan que podrían haberlo hecho mejor.
- El experto. Este tipo cree que nunca se sabe lo suficiente. Las personas que encajan en este perfil sienten que deben constantemente adquirir más conocimientos o habilidades para ser realmente buenos en algo, y están continuamente buscando obtener reconocimientos (diplomas, certificados, etc.) Se sienten inseguros cuando no tienen todas las respuestas o desconocen un tema, y suelen creer que siempre les falta algo para ser completamente válidos.
- El sobrehumano. Este perfil se distingue por un deseo constante de sobresalir en cada área de su vida. Para probar su valía, los llamados «sobrehumanos» se exigen al máximo, asumiendo numerosas responsabilidades y trabajando en exceso. Su sentido de identidad depende en gran medida de la cantidad de trabajo que pueden llegar a soportar, por lo que cualquier fallo en algún área puede hacerlos sentir incompetentes.
- El individualista. Es aquel que prefiere hacerlo todo solo, ya que cree que pedir ayuda es símbolo de debilidad y que al necesitar ayuda de los demás no vale lo suficiente en su trabajo. Cree que aceptar ayuda le resta mérito a sus logros. Esta creencia le hace rechazar la colaboración y terminar aislándose de los demás, reforzando así la idea de que es un impostor.
- El genio natural. Se presenta en personas que creen que deben tener éxito de forma fácil y rápida. Consideran que la verdadera competencia proviene del talento innato y, cuando enfrentan dificultades o necesitan esforzarse demasiado, sienten que no son lo suficientemente buenos. Esperan dominar nuevas habilidades de inmediato, sin mucha práctica ni esfuerzo y se frustran o sienten vergüenza si no logran algo a la primera.
¿A quién afecta el síndrome del impostor?
El síndrome del impostor puede afectar a cualquier persona, independientemente de su edad, género, profesión o nivel de éxito. Sin embargo, es más común en ciertos grupos y situaciones:
- Profesionales exitosos. Personas con altos logros en su carrera, como emprendedores, médicos, académicos, artistas o líderes, suelen sentirse como «fraudes» a pesar de su éxito.
- Estudiantes y académicos. Universitarios y profesionales en formación pueden dudar de sus capacidades, especialmente en entornos competitivos.
- Mujeres y minorías. Tiende a ser más frecuente en mujeres y personas de grupos minoritarios, debido a presiones sociales y estereotipos que pueden hacerles sentir que no pertenecen o que deben esforzarse el doble para ser reconocidas.
- Personas en nuevos desafíos. Quienes comienzan un nuevo trabajo, emprenden un negocio o asumen un rol de liderazgo pueden sentirse inseguros y dudar de su capacidad para estar a la altura.
- Personas perfeccionistas o autoexigentes. Aquellos con estándares muy altos tienden a minimizar sus logros y a sentirse insatisfechos cuando no alcanzan la perfección.
En general, afecta a personas altamente capaces, pero su problema no es la falta de talento, sino la dificultad para reconocer su propio valor.

El síndrome del impostor en relaciones de pareja
El síndrome del impostor puede no afectar sólo al ámbito profesional, sino también a las relaciones de pareja. Las personas que lo experimentan pueden tener dificultades para sentirse verdaderamente dignas de amor y afecto. Este síndrome puede generar inseguridad y dudas sobre si uno se merece el amor de la otra persona o cuestionar si su pareja realmente las quiere.
También hay un miedo a ser «descubierto» como no lo suficientemente bueno o valioso para ser querido. La falta de autoaceptación y la autocrítica constante pueden hacer que la persona sienta que está fallando como pareja, incluso cuando no es así. Además, el sentimiento de inferioridad puede intensificar la inseguridad, ya que las personas con síndrome del impostor tienden a compararse continuamente con su pareja, sintiendo que no están a la altura. Esto puede dar lugar a comportamientos de autosabotaje, donde la persona, de forma consciente o inconsciente, actúa de manera que perjudica la relación para evitar confrontar el miedo de no ser lo suficientemente buena.
La persona que sufre este síndrome también puede tener dificultades para aceptar los elogios y muestras de cariño de su pareja, pensando que son personas superficiales, y generando así una desconexión emocional. Además, en algunos casos, pueden caer en el exceso de sacrificio, tratando de complacer al otro constantemente para ganarse su amor y alcanzar ese ideal de pareja perfecta, mientras descuidan sus propias necesidades. Por otro lado, también puede generar una evitación de la vulnerabilidad para evitar ser “descubiertos”, creando finalmente barreras emocionales en la relación.
¿Cómo nace el síndrome del impostor?
Este síndrome no posee una única causa, sino que generalmente surge a partir de una combinación de factores psicológicos, sociales y familiares. La forma en que se desarrolla puede ser diferente para cada persona, pero hay algunos factores comunes que contribuyen a su aparición:
- Factores familiares. El origen puede encontrarse en el entorno familiar, especialmente cuando se crece con expectativas altas sobre el éxito y la perfección, lo que genera una presión constante por ser el mejor. También, la falta de validación emocional de unos padres o figuras cercanas puede llevar a desarrollar inseguridades sobre el propio valor, sintiendo la necesidad de demostrar capacidades continuamente. Además, las comparaciones con otros hermanos o personas cercanas pueden alimentar la idea de que los logros nunca son suficientes, lo que hace que se perciban como no merecedores del reconocimiento.
- Factores sociales como las presiones culturales y sociales, que provocan la necesidad de probarse constantemente debido a expectativas externas sobre cómo uno debe comportarse o tener éxito. Además, en entornos laborales o académicos altamente competitivos, las personas pueden percibir que, si no logran el éxito fácilmente, son «fraudes» o que no pertenecen allí. Las comparaciones sociales, en las que las redes sociales constituyen un gran papel, también contribuyen a la sensación de que los propios logros no son suficientes si no se comparan con los de los demás.
- Factores psicológicos. Ciertos rasgos de personalidad como el perfeccionismo influyen en el desarrollo de este síndrome, ya que las personas con estándares extremadamente altos nunca se sienten lo suficientemente válidas y cualquier error se ve como un fracaso total. La baja autoestima también juega un papel, ya que quienes no creen en su propio valor no logran internalizar sus logros, sintiendo que no los merecen. Además, el miedo al fracaso puede llevar a asociar cualquier error con la idea de ser incompetente, lo que refuerza la sensación de estar «engañando» a los demás al alcanzar el éxito.
- Otros factores. Además de estos factores, hay ciertas situaciones que pueden influenciar al desarrollo de este síndrome. Por ejemplo, al enfrentar nuevos retos, como comenzar un nuevo trabajo, emprender un negocio o asumir responsabilidades desconocidas, especialmente si se siente que no se está preparado. También, un crecimiento rápido o éxito inesperado puede generar inseguridad sobre si se está a la altura de las expectativas.
¿Cómo se quita el síndrome del impostor?
Antes de entrar a explicar cómo combatir el síndrome del impostor, cabe mencionar la importancia de no autodiagnosticarse. Ni este ni ningún blog son suficientes para que una persona se diagnostique a sí misma ni se ponga ninguna etiqueta. Si crees que puedes sufrir síntomas como los que hemos expuesto, lo esencial es que contactes con un profesional.
Por otro lado, superar el síndrome del impostor es un proceso gradual que implica cambiar la forma en que nos vemos a nosotros mismos, aceptar nuestros logros y aprender a manejar nuestras inseguridades. Los siguientes consejos pueden ayudar a una persona a combatir este síndrome, no obstante, la ayuda profesional siempre va a ser la mejor opción para fortalecer tu autoestima y aprender a aceptar el éxito.
- Reconocer y aceptar la inseguridad. El primer paso para lidiar con el síndrome del impostor es no luchar contra el sentimiento de inseguridad y aceptarlo como algo que es común e independiente al valor real de uno mismo.
- Celebrar los logros. Reconocer y celebrar cada éxito, por pequeño que sea, ayuda a internalizar el valor de tus esfuerzos. Anotar tus logros y reflexionar sobre ellos puede aumentar tu autoestima y disminuir gradualmente la autocrítica.
- Compartir tus sentimientos con los demás. Compartir esta sensación con personas cercanas puede normalizar la experiencia y hacerte sentir que no estás solo.
- Establecer expectativas realistas. El perfeccionismo alimenta el síndrome del impostor. Aprender a establecer metas alcanzables es clave para no caer en un sentimiento de frustración constante.
- Aceptar los fracasos. Entender que el fracaso es una parte natural e inevitable del aprendizaje y el crecimiento ayuda a liberarte de la presión de ser perfecto. Asimismo, es importante ver los errores como oportunidades para evolucionar, no como fracasos.
- Dejar las comparaciones. Cada persona tiene su propio camino y sus propios tiempos. Compararse constantemente con los demás solo aumenta la inseguridad.
- Buscar ayuda profesional. Si el síndrome del impostor está interfiriendo gravemente en tu vida y tu autoestima, no dudes en contactar con expertos para aprender a reconocer tu valor y disfrutar de tus éxitos.
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