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El peligro de la comparación

Publicado el 3 noviembre 2025 - Sin categoría

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La comparación es una forma en la que los humanos aprendemos cosas al fijarnos en cómo lo hacen los demás. Es una manera muy útil de hacer cosas que nunca hemos hecho y de las que no estamos seguros. Así podemos aprender, conocer, explorar y enfrentarnos a cosas que no solemos hacer, hacemos por primera vez o queremos conseguir de una manera más fácil. Solemos tener modelos sobre aquello que queremos ser o aprender.

El visualizar cómo querríamos ser basado en otra persona puede sernos útil para construir un pequeño camino para empezar nuestro objetivo. Pero hay momentos en los que tener tantos modelos o querer tanto a un modelo puede llegar a confundir lo que queremos o lo que podemos conseguir, con lo que es otra persona. 

En este blog hablaremos sobre cuando la comparación puede generar malestar y puede resultar dañina para nuestra vida y lo buena que puede resultar en muchos momentos de nuestra vida. 

La comparación es una posibilidad lingüística que nos permite establecer una comparación de las cosas. Entre las comparaciones entre personas tendemos a comparar habilidades, logros, opiniones o estados emocionales.

Esto puede surgir de muchas maneras. Desde comparaciones de lo que no tenemos, hasta comparaciones de lo que sí tenemos y el resto no. Se trata de algo que no podemos evitar

Ambas comparaciones son útiles en muchos ámbitos de nuestra vida y en nuestro crecimiento como personas, tanto para estar satisfechos con nosotros mismos como para movilizarnos a obtener lo que deseamos.  

También puede llegar a ser un fruto de malestar cuando escogemos modelos, objetivos o habilidades que no podemos alcanzar. Ésto puede llegar a causarnos emociones desagradables como frustración, tristeza o ansiedad. 

La comparación surge para ayudarnos de diferentes maneras en nuestra vida como personas y por diferentes motivos, cada persona se compara por su propia razón, no todos nos comparamos por lo mismo y ésto también tiende a variar en diferentes momentos y situaciones de nuestra vida.  

El compararnos con otras personas nos ayuda a definir nuestro punto de partida ante algo que queramos ser y nos ayuda a descubrir cosas nuevas que queramos alcanzar. 

La comparación es necesaria para adecuarnos a nuestro entorno. Pudiéndonos comparar con los demás podemos conocer si encajamos más o menos en un círculo, lo cual nos facilitaría el relacionarnos con otros. También nos ayuda a adecuarnos en un entorno al que sea necesario que nos adecuemos. 

La cultura en la que vivimos cumple un papel fundamental en la comparación. Nos encontramos en una sociedad que la fomenta sobre todo de las cosas que carecemos. Generando a su vez una necesidad de ser los primeros en todo lo que consigamos, fomentando en observar que no tenemos para que lo consigamos.   

Siendo la comparación algo que surge en todos nosotros se trata de algo que necesitamos porque nos ayuda a relacionarnos de una mejor manera tanto con nosotros mismos como con el resto. 

También tiene muchos beneficios pues es un proceso que nos puede ayudar a crecer como individuos. 

Nos ayuda a establecer metas o comparar nuestro proceso en relación a algo que queramos ser o conseguir. Poder tener modelos nos ayuda a descubrir cosas que queremos ser u obtener y a motivarnos a conseguirlo. 

También, el conocer diferentes puntos de información  nos ayuda a establecer límites sobre lo que no queremos ser u obtener. Facilitando así nuestro autoconocimiento. 

Además, el compararnos puede ayudarnos a descubrir esas habilidades propias que no sabíamos que teníamos y hacernos dar cuenta que si las tenemos, generándonos emociones agradables. 

Poder observar cómo otros enfrentan diferentes circunstancias de la vida puede servirnos de modelos para aprender nuevas estrategias sobre cómo actuar ante determinadas circunstancias. 

Comparar nuestras vidas a otras puede ayudarnos a sentirnos más agradecidos por lo que tenemos. Generando también una perspectiva más objetiva de lo que pueden ser nuestros problemas si los comparamos con los de los demás. 

En la parte social, el comparar nuestras habilidades con las de los otros puede fomentar que seamos más comprensivos con los demás. Debido a que todos tenemos determinadas cualidades, con lo cual podemos ser mejores o peores en comparación al resto y lo mismo pasaría a la inversa. 

En general, la comparación en diferentes momentos de nuestra vida y desde momentos puntuales puede sernos muy beneficiosas para nuestros como para las relaciones con los demás. En cambio una comparación excesiva y todo el tiempo puede llegarnos a ser de mayor malestar de lo que debería. 

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Aunque sea un proceso natural y pueda ayudarnos de muchas maneras diferentes en ocasiones puede hacernos más mal que bien. Cuando se convierte en un proceso constante y habitual puede generarnos mayor malestar de lo útil que podía ser. 

Existen algunos casos en donde podamos notar que la comparación se está convirtiendo en un mayor problema del que debería ser. 

En este apartado veremos algunos casos en los que la comparación puede estarnos generando daño. Esto depende del tiempo y del malestar de cada persona, no significa que sea lo mismo para todos o que a todos nos haga sentir de la misma manera. 


  • Cuando la comparación empieza a afectar a la forma en la que nos vemos puede ser un gran indicativo de que puede estar siendo algo desagradable en nuestra vida. Por ejemplo: El comparar nuestro peso con alguien de una anatomía que no podemos alcanzar y creer que por ello nunca nos aceptaremos.

  • Que la comparación sea constante y habitual haciéndonos sentir que nunca llegaremos a la meta o ser como la otra persona. 

Por ejemplo: Compararnos todo el tiempo con la ropa de alguien, su forma de vida, su forma de ser y pasarnos el día con emociones desagradables por no ser así.


  • Comparar nuestra vida con ideales que hemos visto y minimizar toda nuestra vida porque no es así. 

Por ejemplo: Tener hijos y comparar nuestra vida con amigos que no tienen que pensar que son más felices y que nosotros nunca lo seremos por tener hijos. 


  • Cuando la comparación nos detiene en lo que queremos conseguir porque creemos que nunca llegaremos a ese modelo ideal que queremos. 

Por ejemplo: Apuntarnos a un deporte con un amigo y que al no ser tan bueno como él queramos abandonar el deporte. 


  • Cuando la comparación no nos permite relacionarnos de una manera sana y nos genera mayor malestar los logros de los demás. Si queremos cosas solo porque los demás lo tienen, o una persona en específico lo tiene puede ser un indicador que la comparación nos está generando un mayor malestar. 

Por ejemplo: Que un amigo consiga un trabajo y nos molestemos porque nosotros no tenemos uno. 


La comparación no es un proceso dañino en si para los seres humanos, pero cuando éste se convierte en una rutina y no la utilizamos para aprender y mejorar podemos quedarnos en la parte que nos genere malestar y empeore nuestra visión y la de los demás. 

Está bien comparar detalles, pero si dudamos de todo lo que tiene que ver con nosotros y tenemos la necesidad de ver a los demás puede ser un indicativo de que la comparación nos está generando malestar.

Existen algunos puntos que podemos atender para relacionarnos con la comparación desde un lugar en el que no nos genere tanto malestar y podamos usarla de una manera que nos ayude a mejorar. 

La información escrita en este blog son puntos muy cortos de información insuficientes para poder gestionar un problema grave con la comparación. Si consideras que necesitas ayuda para gestionar la forma en la que te comparas siempre podrás acudir a un profesional de la salud en cuanto lo necesites. 


  • Cuando usemos modelos para compararnos, debemos recordar que nuestros objetivos y habilidades que nos propongamos tienen que estar enfocados hacia nuestra propia persona y a nuestra vida.

Por ejemplo: Nos comparamos con una persona que estudia demasiado porque necesita sacar un diez para entrar a su carrera, en cambio nosotros necesitamos un 7. Debemos adecuar nuestro esfuerzo a nuestras necesidades, a nuestras capacidades y a nuestros recursos.


  • La comparación nos ayuda a identificar qué nos gusta en otra persona y observar dentro de nosotros si es algo que queremos para nosotros. Nos ayuda a saber que queremos. 

Por ejemplo: Ver como un amigo mantiene la calma en los momentos difíciles y querer desarrollar habilidades para gestionarlas de una mejor forma. 


  • Recordar que el avanzar en las metas y conseguir los objetivos son en comparación a lo que éramos nosotros antes y lo que hemos cambiado. Somos nuestra principal fuente de comparación para saber si estamos consiguiendo lo que queremos.

Por ejemplo: Tenemos un amigo que habla de manera nativa en inglés. Obtener un nivel básico en comparación con que antes no sabíamos nada es un logro para nosotros. 


  • Debemos tener presente que nuestros recursos muchas veces no son los mismos que los de todas las personas, nuestros objetivos y comparaciones deben ir en línea a lo que nosotros podemos conseguir desde nuestras herramientas. 

Por ejemplo: Queremos una casa pero no tenemos el capital para comprarla y una persona a la que queremos mucho se lo dejaron sus padres. 


Las comparaciones deben de ser objetivas y teniendo en mente que no todas las situaciones de todos son iguales y eso no significa que lo nuestro sea peor, sino que cada uno lleva su tiempo. 

  • Recordar que nuestros objetivos no siempre son los mismos que el de los demás, en ocasiones nuestras metas conllevan un tiempo diferente al del resto y no significa que no hagamos cosas o que estemos haciendo menos. 

Por ejemplo: Estudiar una carrera que pueda tomarnos más años por su dificultad y compararnos con alguien cercano que ya la acabó. 


Debemos recordar que cada persona lleva su propio ritmo de vida enfocado a sus propios objetivos y que los nuestros también están hechos para nosotros. 

Existen muchas formas que pueden acercarnos a llevar una comparación que nos oriente a la mejora y no nos genere tanto malestar. Tener un abanico más grande de conocimiento puede ser beneficioso. Aun así, si consideramos que es algo que se nos está yendo de las manos siempre podemos acudir a un profesional de salud que puede ayudarnos a acercarnos de una forma más sana para nosotros.

Gestionarla es se trata un proceso muy difícil y por ello los psicólogos instamos a que la comparación, se base principalmente en compararse uno mismo y no con los demás.

La envidia tiende a ser una emoción que puede acompañar a menudo a la comparación. En ocasiones podemos llegar a creer que la envidia es una emoción que no deberíamos sentir.

En realidad, es una emoción que todos poseemos ya que nos resulta útil para darnos cuenta de cosas que queremos. 

La envidia es una emoción que nos impulsa a buscar lo que queremos. Nos ayuda a darnos cuenta de algo que no sabíamos que queríamos, impulsandonos a conseguirlo. 

Una emoción como la envidia no es muy útil para descubrir cosas que queremos y reajustar nuestros objetivos para lo que de verdad nos importa. 

Los seres humanos tendemos a compararnos de manera natural porque es un proceso que nos puede ayudar a nuestra supervivencia y a nuestra adecuación al medio. 

El estar tan expuestos a unos sistemas en los que podamos interactuar validando, opinando o viendo de manera casi automática ha llegado a generar en nuestro cerebro un proceso de comparación muy rápida. 

Estos procesos en los que nos comparamos pueden resultarnos dañinos debido a que aumenta nuestro ritmo de compararnos y porque nos hace compararnos con personas que muestran solo una parte de lo que es su vida. 

Siendo las redes sociales algo tan fácil y automático de utilizar genera que todo lo que veamos sean estímulos inmediatos de otras personas, ya sea en fotografías, pensamientos, videos, rutinas de vida.,etc. Lo que puede generar que automáticamente nos comparemos con todo lo que observamos en las redes sociales. 

El mayor problema al compararnos automáticamente es que lo que se tiende a publicar en redes solo es una parte de la realidad de las personas. Las publicaciones que se tienden a subir no suelen ser las partes más humanas, como la misma comparación, sino partes de nuestra vida que nos generan emociones agradables. Ésto solo es una cara de la realidad, por lo que compararnos con ello no es un modelo al que seguir, dado que no conocemos la realidad de éstos. 

Las redes sociales no sólo nos son modelos falsos con los que no debamos compararnos sino que el querer compararnos con ellos tienden a generarnos mayor malestar que bienestar. Ya que nos generan metas imposibles de conseguir por esa falta de información que nos presentan.

La comparación es un proceso natural para poder evaluar donde estamos o quienes somos en referencia al mundo que nos rodea. Nos ayuda a saber quienes somos y a distinguirnos de los demás. 

Siendo un proceso natural es algo que puede generarnos muchos beneficios en relación con nuestra identidad y con cómo nos relacionamos con los demás si es de una forma puntual y utilizada para la mejora. En cambio si la utilizamos de manera muy constante y sin llegar a un objetivo claro quizás pueda generarnos emociones desagradables.

Intentando centrarte en tus propios avances y metas, y recordando que cada persona tiene circunstancias distintas y un ritmo diferente.

Tomar distancia de los estímulos que te provocan malestar, cuidar tu diálogo interno y, si la sensación persiste, buscar ayuda profesional.

Sí, siempre que la uses como una referencia para crecer y no como una forma de juzgarte o castigarte.

No necesariamente. Puedes admirar a alguien y usarlo como inspiración sin sentir envidia. La clave está en cómo interpretas esa diferencia.

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